Panamá y su economía dolarizada puede perder mucho si no
maneja sus relaciones con EEUU, China y Venezuela de una manera que reduzca las
tensiones. Ambas grandes potencias también pueden perder si no son cuidadosas
en sus próximas movidas.
La ‘guerra comercial’ entre Pekín y Washington puede tener
repercusiones serias sobre la potencia emergente asiática. Puede ver su marcha
hacia la conquista de los mercados de América latina parcialmente bloqueada por
un diferendo que se centre en el istmo. La posición geográfica del país - que
incluye el Canal de Panamá - son insumos importantes en los planes de los
chinos. Pekín puede decidir dar marcha atrás en espera de una mejor coyuntura.
No parece tener demasiado apuro.
En el caso de EEUU, la estrategia a largo plazo de sus
gobiernos ha sido – desde los tiempos del presidente Jimmy Carter – poner fin a
las ‘causas de conflicto’ con el pueblo panameño. Un enfrentamiento entre China
y EEUU en torno a sus intereses en el istmo podría interrumpir el tráfico
marítimo interoceánico del Canal de Panamá. EEUU sería muy afectado por la
pérdida de la comunicación tanto comercial como militar. El ‘establishment’
norteamericano (que incluye el aparato gubernamental, corporaciones
trasnacionales y el complejo tecno-industrial-militar) considera a Panamá más
que su ‘patio trasero’. Ve el istmo como el puente que domina la región. El
‘establishment’ nació con la ‘conquista’ del istmo hace 175 años (el Tratado
Mallarino-Bidlack). Le es difícil – si no imposible, por el momento - aceptar
que se está llegando al fin de una era.
La política económica del futuro gobierno está amarrada al
Canal de Panamá y a su usuario más importante: EEUU. Al mismo tiempo, el
presidente electo, Laurentino Cortizo, sabe que la República Popular de China
es la potencia mundial emergente. Panamá se encuentra en medio del fuego
cruzado en la ‘guerra comercial’ que le declaró la Casa Blanca a China. Más del
20 por ciento de las exportaciones chinas a EEUU pasan por el Canal. Casi la
totalidad de las exportaciones de grano norteamericano hacia los mercados
orientales (China) pasan por el istmo panameño. La renta que representa ese
intercambio beneficia a Panamá con alrededor de 6 mil millones de dólares que
ingresan a su economía anualmente.
Faltando pocos días para que Cortizo tome posesión de su
cargo, ya formó su gabinete y anunció algunas medidas que tomará a partir del 1
de julio de 2019. El gabinete está formado por un conjunto de profesionales del
sector privado y del Partido Revolucionario Democrático (PRD). Es una
combinación de figuras jóvenes y mujeres que trabajarán con veteranos de administraciones
del pasado. En materia de política interna, Cortizo no promete iniciativas
novedosas. Tiene serios problemas en el sector social – educación, salud, entre
otros – y en el sector productivo - agro, industria, construcción – sin
propuestas para enfrentar las crisis que se avecinan.
En varias ocasiones ha definido su posición frente a las
futuras relaciones con China y Venezuela. EEUU ya le envió al futuro presidente
mensajes de lo que esperan de Panamá y sus relaciones con Pekín. Panamá pretende
poner su posición geográfica y el Canal de Panamá al servicio de un centro
logístico que conecte la región latinoamericana. El enviado del Consejo de
Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Mauricio Claver-Carone, señaló que
cualquier cambio del staus quo en el istmo panameño será considerado por
EEUU como un ‘peligro’ para los intereses de ese país.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, le comunicó por
teléfono a Cortizo que esperaba que Panamá siguiera colaborando con la política
de Washington frente a Venezuela. El gobierno saliente de Panamá ha ‘prestado’
sus bases aeronavales para que EEUU desarrolle sus actividades contra
Venezuela. Igualmente, ha reducido su comercio y ha recibido oficialmente a una
representante que se presenta como enviada del presidente de la Asamblea
Nacional de la Republica Bolivariana.
Cortizo ha sido cauto en sus declaraciones. En varias
ocasiones ha afirmado que quiere que Panamá recupere el rol de mediador entre
las partes en conflicto. Menciona el papel del general Torrijos que fue central
en las negociaciones durante las insurrecciones centroamericanas en la década
de 1970. No manifiesta entusiasmo por la política errática de Washington que
maneja a la OEA y al grupo de Lima sin una estrategia clara. Debe oponerse al
uso de la fuerza en cualquier conflicto que inmovilizaría a Panamá en medio del
‘fuego cruzado’.
27
de junio de2019
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