Falta un mes para que la ciudadanía panameña concurra a las
urnas para elegir nuevo
presidente de la República
y otros 850 cargos de elección popular. El período electoral se abrió
oficialmente hace un mes y sólo cuatro de
los siete candidatos han presentado programas de gobierno.
Sólo el candidato del
Frente amplio por la Democracia (FAD), Saúl Méndez, ha armado un plan para
enfrentar la crisis social y económica creada por la política neoliberal de los
últimos 30 años. Ana Matilde Gómez, candidata por la libre postulación, tiene
un programa que sus partidarios llaman mínimo. A su vez, Laurentino Cortizo, del
PRD, presenta un programa que descansa sobre cuatro pilares sin mayores
pretensiones. El candidato del partido gobernante, Panameñista, José Blandón,
toma distancia de la gestión del actual presidente pero no define su objetivo.
En la propaganda y en los debates no se proponen soluciones
estructurales a la pobreza, desigualdad o informalidad en el empleo. No hablan
de la creación de empleos en los sectores industrial y en el agro mediante un
plan de inversiones. Todos dicen que quieren ser parte de los planes que tienen
los chinos para Panamá. Pero se olvidan que ellos son los que tienen que
proponer los planes. Se habla de un ‘tren bala’ (que parece que va a ser un
tren tortuga) pero los candidatos no saben para que servirá.
Hace cien años los ‘próceres’
confesaron que no sabían qué República estaban creando y qué pretendía EEUU con
la construcción del Canal. Tenían otras prioridades. Hace 200 años, quienes
llamaron al libertador Simón Bolívar no conocían el proyecto colombiano.
Mariano Arosemena y sus socios tenían sueños de un emporio comercial. Sólo eran
sueños.
Al igual que los liberales
en las décadas de 1950 y 1960, los candidatos de la derecha en 2019 prometen
resolver el problema del agua, de la basura, de la educación, de la salud y
otras demandas populares. Pero ninguno propone un plan de trabajo que
contribuirá a la solución de esos problemas. Nos están pidiendo el voto y, al
mismo tiempo, están diciendo que tendremos cinco años más de frustraciones. La
corrupción y la inseguridad en las comunidades seguirán igual.
Lo que más siente el
panameño es la falta de oportunidades de trabajo y de seguridad social. En 2005
privatizaron la seguridad social creando el sistema mixto (público privado) de
cuotas individuales. Los trabajadores, en cuestión de una década, comenzarán a
sentir que fueron burlados y no recibirán sus pensiones. Los candidatos hablan
de hacer más reformas al seguro social. Lo que deben hacer es proponer un
sistema de solidaridad que garantice el pago de las pensiones cuando el trabajador
se jubile.
En el debate se abrió una
brecha entre la llamada izquierda política y su contraparte derecha política.
Hay que tener claro qué representan los dos sectores. La izquierda es una
posición que lucha por hacer cambios. En cambio, la derecha quiere conservar
todos los valores e instituciones existentes.
La utilización de estos calificativos se remonta a la
Revolución francesa en 1789, cuando se convocó una asamblea nacional
(constituyente). Los partidarios de la República y la profundización del
proceso revolucionario se sentaron a la izquierda. En cambio, los que apoyaban
a la monarquía y al rey de aquel entonces se sentaron a la derecha.
Desde entonces, casi dos cientos cincuenta años, los que
luchan por lo cambios son calificados de izquierda. Los que sostienen el orden
establecido son de derecha. En la actualidad, los que defienden las políticas
neoliberales que empobrecen obreros, campesinos y pueblos indígenas son de
derecha. Aquellos que quieren acabar con las políticas neoliberales y regular
la economía (ponerla al servicio del bienestar del pueblo) son de izquierda.
¿Quiénes son los buenos y quiénes son los malos? La
respuesta es sencilla: depende de qué lado estás. Si apoyas a los oligarcas de
derecha, tu enemigo es el pueblo. Por lo contrario, si apoyas al pueblo que
quiere cambios (izquierda), tu opositor es la oligarquía.
En esta contienda electoral de 2019, la derecha (tres
candidatos de los partidos neoliberales y los tres postulados por la libre),
sostienen que resolverán los problemas sin alterar el modelo económico
neo-liberal. Es decir, desregular la economía para que los rentistas y
especuladores sigan concentrando las riquezas. La izquierda, en cambio, quiere
cambios, comenzando por el modelo económico y garantizando la seguridad de la
población.
4 de abril de 2019.
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