Hong Kong es una ciudad que tiene muchas afinidades con Panamá. Durante más de un siglo y medio fue un enclave colonial británico que se proyectaba sobre el Pacífico en el costado de China, el gigante asiático. Panamá también tenia una herida en su geografía, que la partía por la mitad de un océano al otro. Hong Kong era el puerto de entrada a China en el siglo XIX del opio que explotaban los ingleses en la India. El Canal de Panamá fue el puente que le sirvió a EEUU convertirse en la potencia global después de la II Guerra Mundial. Tanto Hong Kong como la Zona del Canal de Panamá se reintegraron a sus países en los últimos años del siglo XX. En el caso de Hong Kong, en 1997 dejó de ser colonia británica y se reintegró a China. En Panamá, EEUU terminó su ocupación del área del Canal en 1999.
Hong Kong y la antigua Zona del Canal tienen un área
territorial similar de algo más de mil kilómetros cuadrados. En términos de
población, Hong Kong tiene 7.5 millones de habitantes y la República de Panamá
algo más de 4 millones.
La ocupación inglesa de Hong Kong transformó la región – en
un siglo y medio - de una caleta de pescadores en un centro comercial,
industrial y, finalmente, financiero. Cuando Gran Bretaña soltó la colonia lo
hizo con pleno conocimiento que la pérdida de soberanía sobre Hong Kong le
beneficiaría. En 20 años – 1997 al presente – la ciudad ha prosperado
enormemente, se han hecho grandes fortunas y es un centro financiero que
compite con los más sofisticados del mundo. Además, todo indica que continuará
creciendo y haciendo más ricos a los grandes inversionistas y especuladores.
Cuando EEUU negoció con Panamá el fin de la ocupación del
área del Canal en 1977 también lo hizo pensando que sacaría provecho.
Políticamente, puso fin a un enfrentamiento permanente con un pueblo que no
aceptaba ser subordinado. Militarmente, acabó con 16 bases militares que sólo
le representaban gastos para resguardar una infraestructura (el Canal)
imposible de defender. Diplomáticamente, Washington pretendió presentarse ante
el mundo como una potencia dispuesta a entenderse con países más débiles. La
imagen colapsó en 1989 cuando decidió invadir a Panamá para hacer un cambio de
régimen que favorecería la imagen de un presidente sin carisma.
Hong Kong está pasando, en la actualidad, por una crisis
política que los medios norteamericanos no quieren analizar y, por lo tanto, no
lo entienden. Toman la información que les proporciona Washington y repiten la
misma canción desgastada: las protestas en Hong Kong son a favor de la
democracia capitalista norteamericana y en contra de la democracia comunista
china. Un sociólogo honkonés, Ip Iam-Chong, predijo las protestas en 2018. En
un artículo sobre la ‘gentrificación’ (neo-urbanización), sostiene que la
política de desarrollo urbano impulsada por el gobierno de Pekín y apoyada por
las autoridades municipales de Hong Kong creó lo que llama una emergente clase
media “alienada”. Una clase media que en los años últimos del siglo XX e
iniciales del siglo XXI se sentía muy identificada con el futuro de la antigua
colonia británica.
“La emergencia de un mercado orientado a la compra y venta
de propiedades conectado a la lógica de la globalización y desconectado de los
intereses locales, combinado con la llegada de compradores y turistas del resto
de China – con la aparición de los malls –
convirtió a Hong Kong en un paisaje urbano que fue rechazado por la
población local, alimentando un resentimiento popular”. Según Ip, aunque (la
R.P. de) China le ofrece a la ciudad un boleto mágico hacia un futuro de
prosperidad en un mundo globalizado, “los cambios han creado entre los
habitantes de Hong Kong una distopia donde se sienten alienados de su terruño”.
Los hongkoneses, a pesar de su relativa prosperidad, se
sienten apartados, están construyendo una ciudad que están perdiendo, que no
los quiere. El problema no es ideológico, es de identidad. La gran mayoría de
los obreros se han radicado en ciudades vecinas. En Hong Kong hay trabajadores
de servicios que quieren ser parte del proceso de transformaciones que
experimenta China. ¿Cómo? La ciudad está en manos de las burocracias bancaria y
partidista. Panamá tiene el mismo dilema. La juventud quiere transformar el
país y pronto saldrá a las calles para hacer realidad sus anhelos.
19 de septiembre de 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario